Esta semana ha habido una caída de facebook, instagram y whatsapp que ha durado horas.
Me gustaría que leyérais el siguiente artículo pinchando aquí.
Estoy totalmente de acuerdo con la conclusión: "somos adictos a la tecnología digital". Sobretodo unos más que otros ya que los que no tienen ni facebook ni instagram (o lo tienen pero casi ni lo usan) les ha dado igual la caída de ambas redes sociales. Y otros no tienen whatsapp, aunque no os lo creáis hay gente así, y toda esta gente que no tiene absolutamente nada de esto, ¿cómo créeis que han vivido la caída de todo eso? Pues FELICES porque han seguido con su vida con toda normalidad sin estar mirando cada 5 minutos si ya hay conexión y sin sufrir el estrés (ni la angustia) de que no funcione todo eso. Y, ojo, siendo capaces de estar en contacto con la gente que conocen. Y, ¿cómo? Muy fácil, con lo que se ha hecho siempre: llamada o hablando cara a cara con la gente. Con las malditas redes sociales estamos más en contacto con los demás cada uno en su casa o cada uno en calles distintas, si estamos paseando, y nos estamos olvidando de quedar con la gente para hablar cara a cara.
Al hilo de todo esto, siempre recordaré a una persona que dijo: "Whatsapp me ha salvado la vida en más de una ocasión". WHAAAT??? ¿Estoy oyendo bien? Teniendo en cuenta que whatsapp llevará con nosotros, como mucho, 10 años, mi pregunta es: ¿cómo ha funcionado esta persona antes de la existencia del whatsapp? Ha tenido que ser un completo incompetente porque la gente ágil, dinámica y con recursos no necesita de una aplicación de mensajería para funcionar. Y mucho menos para que le salve la vida.
Moraleja, dadle a las redes sociales y a las aplicaciones de mensajería la importancia justa que tienen y nunca dependáis de todo eso para funcionar. Ya que la caída que ha habido de todo eso nos demuestra que si somos totalmente dependientes y no tenemos un plan B, no sólo lo pasamos mal (estrés y angustía por no usar redes sociales y aplicaciones de mensajería) sino que además la total dependencia de algo así como la ausencia de un plan B ante la ausencia de ese algo nos convierte en auténticos seres inútiles que no saben cómo funcionar sin todo eso.
Acordaros de cómo eramos capaces de quedar con gente y hablar con ella en la década de los 80 y de los 90 del siglo pasado. Si nos acordásemos y eso fuese nuestro plan B ante caída de redes sociales y aplicaciones de mensajería, seríamos más felices puesto que podríamos seguir adelante con nuestra vida ante una futura caída.